En nuestra sociedad, en donde concedemos un gran valor al
conocimiento, la información, las productividad y el control, es muy fácil perder
el contacto con el cuerpo, dejar de estar plenamente presentes y olvidarnos de
la magia que hay en el vivir.
El cuerpo constituye nuestro yo físico y, por eso, no hemos de perder
de vista su realidad y también cual es nuestra actitud actual hacia este
importante aspecto de nuestro ser. Al fin y al cabo, es nuestro vehículo en la
tierra, es con el que hacemos, sentimos y pensamos. Es la casa de nuestro yo
espiritual, nuestro ser, alma, espíritu, conciencia, como cada cual le quiera
llamar.
Es importante y valioso, dedicarle al cuerpo algún tiempo, de vez en
cuando, y analizar su condición. Nuestro cuerpo es el canal a través del cual
percibimos tanto lo que ocurre en nuestro interior como en el exterior. Afecta
directamente a nuestros sentimientos, pensamientos y acciones.
Si le prestamos atención, nuestro cuerpo encierra mucha sabiduría.
Sabe de lo que necesita, de lo que le hace bien y lo que le hace mal. Muchas
veces, no queremos escucharlo, pero él sabe.
Una manera de prestar más atención al cuerpo, de escucharlo, es
proporcionándonos momentos de relajación, creándolos a propósito. Sin esperar a
que vengan solos, ya que si así fuera, ya nos encargaríamos de tensarnos,
pre-ocupándonos, seguramente.
La relajación representa un importante aspecto de la vida, nos ofrece
la oportunidad de estar presentes, sintiendo la vida, oliéndola, escuchándola,
contemplándola, degustándola. Nos conecta con nuestra experiencia, tal y como
se manifiesta, con lo que somos. Es una vía de conexión directa con el cuerpo y
con su movimiento autorregulado, que nos permite recuperar la energía vital y la alegría. No importa las
circunstancias que nos estén tocando vivir. Creando momentos de relajación e
incorporándolos a nuestra cotidianidad, facilitamos que el estado
físico-emocional que nos proporciona, se expanda a otros momentos de nuestras
vidas, poquito a poquito.
Un buen estado de relajación nos permite liberar tensiones acumuladas
en el cuerpo, dando paso a más fluidez. Nos permite desapegarnos de los acontecimientos
cotidianos, permitiéndonos tomar cierta distancia, al menos durante un ratito.
Nos conecta con nuestras sensaciones, aumentando nuestra conciencia del cuerpo.
Nos conduce a desconectar de la pre- ocupación constante, anclando nuestra atención
en el momento presente. Para practicarla, es necesario que nos dediquemos un tiempo
especial en el día, un espacio para cuidar de nosotr@s mism@s, en donde dejemos
las preocupaciones de lado y nos podamos concentrar en respirar, relajar el
cuerpo, disfrutar de las sensaciones que
la relajación nos evoca y descubrirnos siendo nosotros mismos en el momento
presente.
La respiración es muy importante para una buena relajación y un buen
estado físico y emocional. Dedícate un tiempo a observarla, conocerla y permite
que a ratos, se haga más amplia y profunda para oxigenarte y relajarte bien.
Integrar estados de relajación en nuestro día a día, además de estimular
nuestro descanso, y ayudarnos a
desarrollar una mayor resistencia a
factores estresantes externos, es una manera de honrar nuestro cuerpo, cuidando
y atendiendo sus necesidades. Y sobre todo, sobre todo, un puente que nos lleva
a conectar con el gozo de vivir.
Publicado en el Última Hora, el 23 de Marzo del 2013
En el contexto de las publicaciones de este blog, me gustaría hacer reference al libro electronico (gratis) "Como el hombre piensa, así es", escrito hace 100 años por James Allen.
ResponderEliminarOfrece las verdades esenciales de forma comprimida: http://i-buxshop.com/benno/WieDerMenschDenkt.pdf