viernes, 3 de mayo de 2013

OPTIMISMO PARA UN MUNDO MEJOR


En estos tiempos de crisis y cambio, inmersos en este sistema que no refleja verdaderamente lo que somos, ni cuida de nosotros como merecemos, me ha inspirado gratamente, el pensamiento del  autor  de “Un viaje optimista por el futuro”, Mark Stevenson, sobre como los cambios tecnológicos, científicos y de conocimiento están transformando la sociedad en la que vivimos ahora. Y sobre como este cambio, de la era industrial  a la era democrática, cuesta que se haga efectivo. Son muchas y muy rígidas las estructuras (el mercado laboral, la educación, la sanidad, la política, la justicia, etc.) que tienen que cambiar,  para adaptarse a las nuevas necesidades humanas y servirse de los nuevos paradigmas del conocimiento, antes de que alcancemos una nueva realidad.
Los ciudadanos también hemos de adaptarnos a estos cambios, y convencernos de que el mundo podría ser un lugar mejor. Hemos de trabajar para ello de una manera optimista, conscientes de nuestra responsabilidad y poder (más grande que el de los políticos)  para que de verdad, el cambio se dé hacia  donde nos gustaría que fuera: hacia un mundo más amable que cuide del bienestar integral de todos sus ciudadanos. Para adaptarnos a  estos cambios, hemos de cambiar ligeramente nuestra manera de vivir, educar y relacionarnos. La vida es una elección continua, constantemente tomamos decisiones y de ellas depende el resultado que después obtenemos. 
Mark Stevenson se ha dedicado en los últimos años a viajar por todo el mundo, en busca de gente que destaca en el mundo de la ciencia y la innovación, gente que desarrolla cosas buenas y útiles para la sociedad, a pequeña y gran escala, gente que ha creído en que un mundo mejor es posible. Con la finalidad de dilucidar lo que tienen en común estas personas, lo que las une; cual era su manera de pensar o de actuar, para aprender de ellas, extrajo unas características comunes a todas, a las que él llamó “Los 8 principios del optimismo”:
1. Sé optimista, no te conformes con cualquier cosa para tu futuro. Sueña con el futuro tal como quieres que sea.
2. Las personas que hacen cosas que merecen la pena, están motivados por causas que son más grandes que ellas mismas, por un proyecto superior. 
3. Comparte tus ideas, no las protejas. Cuando las ideas se comparten, crecen, se amplifican. Una idea aislada puede acabar estancada. 
4. Toma las decisiones basándote en los principios de la evidencia científica, en los hechos objetivos. Un buen contra-ejemplo sería el de los políticos, que toman las decisiones basados en su ideología y no en lo que realmente funciona como hace un ingeniero cuando construye un puente.
5. No pasa nada si te equivocas, de hecho equivocarse es una manera de avanzar hacia el acierto. El error es no intentarlo. 
6. Somos lo que hacemos y no lo que tenemos intención de hacer. Y la mejor manera de ser lo que somos es, llevándolo a la práctica.
7. Ponte en marcha, supera la resistencia al inicio. Empieza poco a poco hasta conseguir la dinámica de la acción.
8. Trata de pensar cualquier proyecto como un torneo en varias rondas. En cada ronda, vas a fallar un número de veces, mayor al principio y menos conforme tus ideas se vayan conociendo y comprendiendo. Trata de no confundir una ronda con el torneo entero.
Comparto absolutamente con él esta visión. Creo que tenemos que seguir soñando y creando utopías, ya que nos movilizan a seguir haciendo camino con ilusión. Aunque no alcancemos inmediatamente la meta, es seguro que nos aproximaremos más y más a ella. Desde luego, mucho más que si lo que creemos es que todo está fatal y no tiene solución, condenándonos así al fracaso, sin tan siquiera haberlo intentado.

Publicado en el Última Hora, el 4 de Mayo del 2013


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