lunes, 25 de febrero de 2013

LA METÁFORA DE LA ENERGÍA


Detrás de toda dificultad que experimentamos, de todo problema que nos pueda surgir, muchas veces tenemos unas ideas limitantes que nos hacen situarnos en una posición sin poder, haciéndonos pensar que no servimos para nada, que no tenemos nada que hacer, que el problema es más grande que nosotros mismos, sintiéndonos víctimas de la situación. Desde ahí, desde el victimismo es difícil sentirnos dignos de resolver nuestro problema, nos quedamos en el “no puedo”, en la culpabilización y en la queja.

Un problema recurrente hoy, para muchas personas es la falta de dinero y trabajo. En ocasiones la situación nos puede llevar a sentirnos indefensos y desesperanzados. En otras ocasiones, confusos, desanimados, irritados,  como si no hubiera nada que pudiéramos hacer. Rindiéndonos a la adversidad o negándonos a ella. Es verdad que vivimos en un momento crítico, de cambio fuerte en donde de repente, el dinero se mueve por diferentes  canales a los acostumbrados. Sin embargo, muchas veces nuestras creencias fijas y limitantes en torno al dinero, el trabajo y la riqueza, aquellas que condicionan nuestras maneras de estar y actuar, nos impiden creer que otra realidad es posible, que otra manera de hacer las cosas , no sólo es posible si no, necesaria.

Otra manera de abordar nuestra falta de trabajo o dinero, es como un problema a resolver o una dificultad a superar. Al fin y al cabo, el trabajo es algo que puedo aportar yo a mi comunidad y a mis congéneres, resolviendo el problema de otra persona o ayudándola a superar alguna dificultad. Otros aportaran por mí, haciendo sus trabajos. El dinero es un medio de intercambio de los problemas resueltos, no el único. Intercambiamos también afecto, atención, agradecimiento y cuidados. La riqueza es la sensación de bienestar que obtengo cuando llego a la solución del problema. Todo ello es parte de la energía que intercambiamos con el universo.

Nos guste o no, los problemas son naturales, forman también parte del proceso de vivir. Tenemos un problema cuando deseamos ser o tener alguna cosa o, estar de alguna manera que ahora no es. Queremos tener más trabajo para ser más ricos y sentirnos con más bienestar, por ejemplo. Cuando tenemos una necesidad insatisfecha, hay algo natural que nos moviliza a la acción.  Es por eso que los problemas no han de ser un impedimento, simplemente exigen un movimiento, un crecimiento de las personas. Son en realidad, una oportunidad para revisar nuestros hábitos, nuestras creencias limitadoras, actitudes negativas y pensamientos que ya no nos sirven y así, crecer. A pesar de la dificultad, podemos siempre encontrarnos con nuestros talentos y habilidades y transformarnos en algo mejor, en alguien que ayude un poquito más a la gente a resolver sus problemas. Siempre hay cosas que podemos hacer para hacerle la vida más fácil y amable a alguien.
Así que para trabajar, hoy más que nunca, más que ofuscarnos en sólo buscar dinero, clientes, oportunidades e ideas milagrosas, tenemos que preguntarnos qué problema podemos solucionar, qué cosas hay por hacer. Encontrar necesidades,  en dónde la gente se encuentra con dificultades y problemas a resolver y aportar lo que sabemos hacer. Seguir siendo útiles a nosotros mismos y a los demás. Seguir intercambiando energía.
No tenemos que quedarnos sólo, con la frustración por el dinero o trabajo que no tenemos. Aunque no los tengamos y los estemos necesitando, no nos podemos dejar paralizar por esa situación. Hemos de seguir pensando en eso que nos gusta y que queremos hacer para los demás: cocinar, cuidar, plantar, sanar, cantar, tratar con gente, pintar, lo que sea. Y encontrar la manera de disfrutar haciéndolo, haciéndolo bien. No hemos de desesperar porque la solución no sea inmediata y sí deleitarnos con las señales de que algo bueno estamos aportando. Seguir perseverando y mantener una actitud de ilusión y cuidado para conseguir nuestra meta. La diferencia entre un sueño y una meta satisfecha, es un proyecto. Así que hay que soñar y proyectar.  En el recorrido, pasaremos por altibajos, momentos de fluidez y otros, de dificultad. Sin perder el prisma de que el valor está en nosotros, capaces siempre de construir futuro, intercambiando con los demás, haciendo fluir la energía. 

Publicado en el Última Hora de Menorca el 22 de febrero del 2013

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